Se respira un ambiente festivo en
el pueblo de Little Wing (Wisconsin) ya que, tras varios años en los que los
diferentes avatares de la vida los mantuvo separados, cuatro hombres van a
juntarse y con ello disfrutar de una amistad que nació prácticamente en el
momento en el que ellos lo hicieron. En unos días se celebra la boda de Kip, y
eso servirá para que se nos presente esa relación aparentemente inquebrantable
entre los cuatro amigos.
Entre descripciones pausadas y
milimétricas de la vida rural en una
localidad ficticia situada geográficamente en el punto donde el mismo autor
nació y pasó la mayor parte de su vida, Nickolas Butler nos entrega en su
primera novela una historia de presente, pasado y futuro, de recuerdos que son
vistos desde diferentes perspectivas e incluso alguna revelación que hará que
esos recuerdos se vean distorsionados y replanteados.
La narración nos la presentan los
cuatro amigos:
-Henry, un hombre íntegro y
familiar, que heredó y trabaja a duras penas y con serias dudas de viabilidad la
explotación ganadera que heredó de su propio padre, y el único que permaneció
y, aparentemente, permanecerá por siempre en su pueblo natal.
-Lee (Leland), una exitosa
estrella de rock alternativo, que prolonga el éxito que supuso su primer disco
(“Shotgun lovesongs”, cuya traducción da título al libro) y su carrera
posterior en giras a lo largo y ancho de todo el mundo, y al que el lazo que le
une a su pueblo y a sus amigos de toda la vida mantiene en pie, aunque en su día a día convive con
una eterna duda entre romper con el pasado o incluso con el envidiable presente.
-Kip, hombre que durante unos años se
convirtió en un exitoso y adinerado agente de bolsa en Chicago, y que en un giro radical a su vida decide
invertir sus ahorros en un negocio que pretende vertebre de nuevo un pueblo al
que no se le aprecia más futuro que una lenta agonía hasta su desaparición. Reforma un antiguo almacén de granos para que atraiga a los habitantes Little Wing y sus alrededores. Con él trae a su futura esposa, una mujer que tendrá difícil aclimatarse a una
vida tan diferente a la de la vertiginosa Chicago.
-Ronny, una antigua estrella del
rodeo, que tras un desafortunado accidente vio limitadas sus capacidades hasta
depender de la ayuda desinteresada de sus amigos y de cada uno de los vecinos
de Little Wing. La ayuda de Lee y su apoyo lo mantiene en un pueblo del que
Ronny siempre quiso escapar.
Además de las voces de los
amigos, también escucharemos la inestimable (y personalmente me parece que la más
acertada) voz de Beth, la esposa de Henry, que nos ayudará a ver las cosas
desde un prisma diferente, y probablemente la visión más madura de cuantas se nos presentan.
Con estos cinco personajes (cada capítulo se
titula con la inicial del nombre del narrador) asistimos al acontecimiento del
año en el pueblo, y poco a poco se nos va desgranando la lucha interior de cada
uno de ellos, lo que lo formó como persona y en lo que se intenta apoyar para iniciar el camino de su futuro. También recordaremos
cómo fue naciendo y evolucionando esa amistad, y observaremos si todavía hay
lugar para ella en una vida adulta que poco tiene que ver con el pasado.
Estamos ante un libro de lectura
amena y agradable, que nos otorga descripciones explícitas de prácticamente
todo el entorno físico de la zona rural de cerca de los grandes lagos, con sus
inviernos interminables y su lucha diaria por la supervivencia que otorga a sus
habitantes un carácter particular. Es un homenaje a ese tipo de vida. Al mismo
tiempo nos entrega la misma minuciosidad en la descripción de la vida interior
de los protagonistas, y de las relaciones entre ellos, lo que nos va llevando a
través de las páginas de manera ágil y curiosa.
No será recordado como uno de los
libros más importantes de los últimos años, pero sí me parece una lectura recomendable, un libro de esos que ni llegará a ponerse de moda ni va a pasar de moda, y que
otorgará al lector buenos momentos ya lo lea hoy o dentro de veinte años. El
autor nos trae un debut sorprendente, un éxito sin paliativos en su país, pero
un éxito que dista de convertirlo en el típico best seller al que el tiempo va
decolorando hasta dejarlo en el olvido. También he de decir que durante toda la
lectura he tenido la impresión de estar leyendo algo parecido a un guión de
cine, y o mucho me equivoco o “Canciones de amor a quemarropa” pronto será
recordada como una de esas películas que combinan críticas complacientes y
éxito notable.