sábado, 15 de agosto de 2015

"Canciones de amor a quemarropa", de Nickolas Butler

Se respira un ambiente festivo en el pueblo de Little Wing (Wisconsin) ya que, tras varios años en los que los diferentes avatares de la vida los mantuvo separados, cuatro hombres van a juntarse y con ello disfrutar de una amistad que nació prácticamente en el momento en el que ellos lo hicieron. En unos días se celebra la boda de Kip, y eso servirá para que se nos presente esa relación aparentemente inquebrantable entre los cuatro amigos.

Entre descripciones pausadas y milimétricas de la vida rural  en una localidad ficticia situada geográficamente en el punto donde el mismo autor nació y pasó la mayor parte de su vida, Nickolas Butler nos entrega en su primera novela una historia de presente, pasado y futuro, de recuerdos que son vistos desde diferentes perspectivas e incluso alguna revelación que hará que esos recuerdos se vean distorsionados y replanteados.


La narración nos la presentan los cuatro amigos:
-Henry, un hombre íntegro y familiar, que heredó y trabaja a duras penas y con serias dudas de viabilidad la explotación ganadera que heredó de su propio padre, y el único que permaneció y, aparentemente, permanecerá por siempre en su pueblo natal.

-Lee (Leland), una exitosa estrella de rock alternativo, que prolonga el éxito que supuso su primer disco (“Shotgun lovesongs”, cuya traducción da título al libro) y su carrera posterior en giras a lo largo y ancho de todo el mundo, y al que el lazo que le une a su pueblo y a sus amigos de toda la vida mantiene en pie, aunque en su día a día convive con una eterna duda entre romper con el pasado o incluso con el envidiable presente.

-Kip, hombre que durante unos años se convirtió en un exitoso y adinerado agente de bolsa en Chicago, y que en un giro radical a su vida decide invertir sus ahorros en un negocio que pretende vertebre de nuevo un pueblo al que no se le aprecia más futuro que una lenta agonía hasta su desaparición. Reforma un antiguo almacén de granos para que atraiga a los habitantes  Little Wing y sus alrededores. Con él trae a su futura esposa, una mujer que tendrá difícil aclimatarse a una vida tan diferente a la de la vertiginosa Chicago.

-Ronny, una antigua estrella del rodeo, que tras un desafortunado accidente vio limitadas sus capacidades hasta depender de la ayuda desinteresada de sus amigos y de cada uno de los vecinos de Little Wing. La ayuda de Lee y su apoyo lo mantiene en un pueblo del que Ronny siempre quiso escapar.

Además de las voces de los amigos, también escucharemos la inestimable (y personalmente me parece que la más acertada) voz de Beth, la esposa de Henry, que nos ayudará a ver las cosas desde un prisma diferente, y probablemente la visión más madura de cuantas se nos presentan.

Con estos cinco personajes (cada capítulo se titula con la inicial del nombre del narrador) asistimos al acontecimiento del año en el pueblo, y poco a poco se nos va desgranando la lucha interior de cada uno de ellos, lo que lo formó como persona y en lo que se intenta apoyar para  iniciar el camino de su futuro. También recordaremos cómo fue naciendo y evolucionando esa amistad, y observaremos si todavía hay lugar para ella en una vida adulta que poco tiene que ver con el pasado.

Estamos ante un libro de lectura amena y agradable, que nos otorga descripciones explícitas de prácticamente todo el entorno físico de la zona rural de cerca de los grandes lagos, con sus inviernos interminables y su lucha diaria por la supervivencia que otorga a sus habitantes un carácter particular. Es un homenaje a ese tipo de vida. Al mismo tiempo nos entrega la misma minuciosidad en la descripción de la vida interior de los protagonistas, y de las relaciones entre ellos, lo que nos va llevando a través de las páginas de manera ágil y curiosa.


No será recordado como uno de los libros más importantes de los últimos años, pero sí me parece una lectura recomendable, un libro de esos que ni llegará a ponerse de moda ni va a pasar de moda, y que otorgará al lector buenos momentos ya lo lea hoy o dentro de veinte años. El autor nos trae un debut sorprendente, un éxito sin paliativos en su país, pero un éxito que dista de convertirlo en el típico best seller al que el tiempo va decolorando hasta dejarlo en el olvido. También he de decir que durante toda la lectura he tenido la impresión de estar leyendo algo parecido a un guión de cine, y o mucho me equivoco o “Canciones de amor a quemarropa” pronto será recordada como una de esas películas que combinan críticas complacientes y éxito notable.