Al regresar de uno de sus
numerosos y rutinarios viajes, en este caso una excursión por la montaña, un
exitoso escritor (R.) se dispone a tomarse un respiro en su domicilio y a consultar
las llamadas telefónicas y el correo que ha recibido durante su ausencia.
En la bandeja de cartas
presentada por su criado, descarta una de ellas por su excesivo volumen. Sin
embargo, al volver a revisarlas, se siente intrigado e impulsado a leerla.
Finalmente, tras alguna duda sobre si es el auténtico destinatario, y tras
comprobar que carece de remitente, decide sumergirse en ella.
En la parte superior de la carta,
y utilizada a modo de presentación, se encuentra con la frase:
“A ti, que nunca me has
conocido”.
Lo que lee a continuación es un
desgarrador relato de amor, una tardía confesión de la obsesión que una mujer declara
haber sentido por él desde el primer momento en que lo vio.
.jpg)

.jpg)