La familia encabezada por el conde Héctor Hulot tiene cierto renombre en la París de mediados del siglo XIX. En una sociedad tan dinámica las famas, fortunas y las influencias eran demasiado efímeras. Además, había personajes con una habilidad innata para hacer que la fortuna de una persona disminuyese o incluso desapareciese en unos meses.
La trama comienza con la visita de Crevel a Adeline, esposa del conde (y prima de Bette), avisándola de que su marido corre un serio peligro de ruina debido a sus amoríos con una hábil actriz que, como si una dama de las camelias se tratase, acepta la compañía de Héctor para aumentar su nivel de vida y enriquecer su vida social. Adeline no es muy consciente de que Héctor tiene sus prioridades, y cuidar de su propia familia no es ni mucho menos la primera.