El ánimo de los dos
hermanos, Miguel y Luis, es bien diferente, y el ímpetu del primero (realmente
nuestro protagonista) es el que pujará porque esa cantidad de telas se
conviertan en un posible futuro (desde el que nos es narrada la historia) en
una sola obra, con una longitud de cuatro kilómetros, y que tal vez dé cierta
notoriedad a su padre y a su apellido. Tal vez. En la complicada tarea de clasificación y de poner en orden las telas de cada año (cada una de ellas tiene un peso de unos 100 kilogramos) se dan cuenta de un detalle que al principio no parece tener importancia pero que poco a poco llegará a obsesionar a Miguel: falta la tela de un año, la tela de 1961. ¿Serán capaces de hacerse una idea de la persona que fue su padre sin descubrir esa tela faltante?
Mi experiencia "Mairal" comenzó con la original “La uruguaya”, que supuso una sorpresa hace unos años y que aunó los elogios de la crítica con los de los lectores y a lo que se sumó una interesante cantidad de libros vendidos. Un tiempo después decidí continuar con una de sus
anteriores obras, “Una noche con Sabrina Love”, y ya desde el inicio de esa lectura me di cuenta de que había
autor, de que había un escritor al que seguir. “Salvatierra” me confirma esa
sensación, pero… hay un pero. Y es que no me quedó la misma sensación que con
las dos primeras. Es injusto decirlo, pero “Salvatierra” es una novela que
disfruté, pero que hubiese disfrutado mucho más de haber sido escrita por otro
autor. ¿Por qué? Porque me faltó algo más “Mairal”. Es una apreciación personal
y seguramente injusta, pero me dejó ese sabor de boca. De todos modos, la
recomiendo. Recomiendo la notable novela que nos trae un punto de vista fresco
y original.