La vida de Simon Axler, uno de
los más prestigiosos actores norteamericanos, especialista en los complicados
papeles protagonistas en las obras de Shakespeare, sufre un cambio radical en
el momento en el que sufre un bache creativo. En medio de una actuación sufre
un bloqueo en el que el propio Simon siente que nunca ha sabido actuar, un
bloqueo que le hace sentir vulnerable y absolutamente perdido, con una
frustración creciente y a la que no ve solución.
Las críticas y burlas recibidas
desde entonces, la falta de comprensión de la sociedad y de su entorno más cercano ante una situación que
lo atenaza, y la frustración
insoportable que sufre lo llevan a una depresión en la que ve como única salida
un suicidio que es incapaz de cometer (“El suicidio es el papel que escribes
para ti mismo”) a pesar de sentir la tentación de subir al trastero a por su arma en cualquier momento. Por todo ello, decide ingresar en un sanatorio mental, en el
que intentará recuperar las sensaciones que ha tenido en los últimos cuarenta
años, pasando unos intensos días que
indicarán el camino a seguir, un camino que no tendrá nada que ver con su
anterior vida.
Una vez Simon inicia su nuevo día
a día todo se ilumina al entablar relación con Peegen, una mujer bastante más
joven que él, hija de unos amigos, que hará que la ilusión vuelva a entrar en
su existencia. La fuerza interior de Peegen hace que Simon se sostenga, aunque
con ello también hace que crezcan ciertos temores e inseguridades, y dará lugar también a situaciones difícilmente imaginables para Axler.
Es una novela corta escrita por
uno de los más renombrados autores estadounidenses de las últimas décadas, que
nos ha dejado una obra amplia y repleta de calidad. Estos días se estrena en España la versión
cinematográfica, parece ser que un poco libre en su adaptación de la novela, dirigida por Barry Levinson y que cuenta con Al Pacino en el papel protagonista de actor en el ocaso de su carrera. Se
titula “La sombra del actor”.
Como decíamos, Philip Roth es un
escritor de renombre, ganador del Premio Pulitzer de Literatura (¿Te apetece saber algo más acerca de este premio?) con su
espléndida “Pastoral americana”, una de las cumbres de su carrera, y de hecho
el libro que me invitó (quizás he de decir obligó) a hacer la primera de mis
reseñas. Eterno candidato (como muchos otros) a un premio Nobel que de momento
no le ha sido otorgado, y oficialmente retirado de la escritura, profesión a la
que ha aportado su granito de arena para hacerla más grande.
Como en muchos de sus libros, “La
humillación” explora la pérdida, cómo se va despojando una persona capa por
capa de lo que lo sostiene, esa caída hacia un abismo que supone la peor de las
pesadillas del ser humano. Sin embargo, llegado a este punto tengo que hacer un
inciso. Cuando hago reseñas intento resaltar los puntos fuertes que encuentro
en un libro, consciente de que la lectura es subjetiva y que uno de esos puntos
fuertes son capaces de satisfacer a muchos lectores y al mismo tiempo
decepcionar a otros. Del mismo modo, cuando un libro deja en mí un sabor
amargo, o supone una decepción, opto por el camino más sencillo y que veo más
justo: decido no reseñar ese libro, para no sentirme responsable de haber
quitado posibles lectores que puedan enamorarse de un libro en el que un autor
ha puesto su alma al escribirlo.
Con “La humillación” es un punto
más sencillo hacerlo por el prestigio y por la gran cantidad de novelas que ha
publicado Roth. Por decirlo en pocas palabras, es un libro que me ha
decepcionado.
Un argumento interesante, una exploración de las horas bajas del ser humano en las que con tanto acierto suele implicarse el autor estadounidense, pero en mi opinión es una obra prescindible y con la que, ya sea problema del lector (yo mismo) u otro problema, no he conseguido conectar más que en ciertos momentos. Inconexa y en algunos momentos rozando el absurdo, no es un libro que yo recomiende para empezar con Philip Roth. Como decía antes, la lectura es muy subjetiva y mi opinión no es más que una entre millones y, a pesar de estar escrita por una pluma de tanto peso y con un argumento tan atractivo, ha pasado por mi vida sin aportar gran cosa.
Un argumento interesante, una exploración de las horas bajas del ser humano en las que con tanto acierto suele implicarse el autor estadounidense, pero en mi opinión es una obra prescindible y con la que, ya sea problema del lector (yo mismo) u otro problema, no he conseguido conectar más que en ciertos momentos. Inconexa y en algunos momentos rozando el absurdo, no es un libro que yo recomiende para empezar con Philip Roth. Como decía antes, la lectura es muy subjetiva y mi opinión no es más que una entre millones y, a pesar de estar escrita por una pluma de tanto peso y con un argumento tan atractivo, ha pasado por mi vida sin aportar gran cosa.