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Esta
costumbre está adquiriendo mayor relevancia con el paso de los años, dando una
nueva utilidad a un libro que probablemente estaba olvidado en una estantería y
al que se le sacará provecho y, quién sabe, podrá ayudar a alguien que tiene
dormido el hábito de leer a recuperarlo.
El
origen de este movimiento lo encontramos en marzo de 2001, cuando a Ron Hornbaker se le ocurrió
adaptar la costumbre de WheresGeorge.com (que se dedicaba a hacer un
seguimiento por todo EEUU de billetes), al mundo de los libros.