lunes, 12 de septiembre de 2016

"Seda", de Alessandro Baricco

A mediados del Siglo XIX, antes de la Revolución Industrial el mercado de la seda es uno de los que más beneficios puede reportar. En el pueblo francés de Lavilledieu la explotación de dicho producto se convierte en la principal fuente de ingresos. El modo habitual de trabajo es el de importar directamente huevos de gusano de seda que habrán de convertirse en gusanos en el propio pueblo para así poder obtener una tela de la mejor calidad posible.

Sin embargo, diversas plagas que se extienden por el viejo continente hacen que la producción de seda se convierta en prácticamente inviable. El emprendedor y reputado Balbabiou (de hecho es el hombre que introdujo la cría del gusano de seda en Lavilledieu) piensa en una posible y arriesgada solución. Para ello necesita del patrocinio de todos los productores de seda de su pueblo y de una persona capaz de emprender la aventura que podría mantener el nivel de producción en el pueblo.

Y esa persona, elegida por el propio Lavilledieu, es nuestro protagonista: Hervé Joncour, hijo del alcalde del pueblo y cuya carrera militar se ve truncada por la aparición de la nueva experiencia. Joncour se convierte en el emisario de los productores de seda de Lavilledieu en el arriesgado viaje a un Japón cerrado secularmente al exterior. De hecho, hasta el momento en el que se desarrolla la historia estaba rigurosamente prohibido, aunque ciertos hechos provocaron que se permitiesen ciertas licencias en cuanto a comercio.

Así que Hervé realiza un largo y sinuoso viaje al país del Sol Naciente, en el que consigue comprar huevos de gusano de seda al poderoso y tradicionalista terrateniente Hara Kei en cantidad suficiente para la temporada, así como conocer una cultura que es una novedad para los visitantes occidentales. De la misma manera, la mirada que recibe por parte de una mujer en una recepción en casa de su ilustre proveedor se convierte en el descubrimiento de un nuevo sentimiento que le hará regresar una y otra vez al país nipón.

Y así, a caballo entre un nuevo país en el que la vida transcurre a un ritmo más pausado y los sentimientos viven una especie de amplificación y su propio pueblo, en el que la vida con su esposa Hélène cubre las necesidades del Hervé anterior al primer viaje, transcurren unos meses en los que el propio Hervé sufrirá una transformación.

El libro fue escrito por el italiano Alessandro Baricco, y se convirtió en un éxito inmediato. Sin embargo, creo que estamos ante uno de esos libros en los que el éxito se convierte en un inconveniente, ya que crea en muchos lectores la imagen de una lectura altamente adictiva y con una historia atractiva, lo que lleva a un buen porcentaje a opinar negativamente de un libro que difiere de lo esperado. No se trata de uno de esos libros.

Se trata de una historia sencilla y deliciosa, en la que destaca la original estructura (en poco más de cien páginas hay más de sesenta capítulos en los que incluso se repiten párrafos de forma reiterada) y sobre todo ese tono onírico, evocador e intimista que el autor adquiere de la cultura oriental. Podríamos decir que el delicado proceso de cultivo y manufactura de la tela que da título al libro nos puede marcar la sutilidad con la que nos es narrada la historia.


Creo que el lector dispuesto a conocer una historia sencilla y hermosa, con un tono suave y una estructura ciertamente innovadora (o al menos poco usual) disfrutará, como yo, con un libro que sorprende haya estado en la lista de los más vendidos, pero que deja un sabor delicioso.