jueves, 12 de septiembre de 2013

"El cuerpo humano", de Paolo Giordano.

Paolo Giordano consiguió sorprender con su debut como escritor, “La soledad de los números primos”. Con ese libro, logró reunir un buen número de críticas positivas y algún que otro galardón por su calidad literaria. Además de ello, un enorme éxito de venta y dejar satisfecho a un gran número de sus lectores, aunque debido al argumento poco complaciente y a su exposición intimista, también cosechó un porcentaje de lectores insatisfechos, incapaces de conectar con la historia.

Como es habitual en los autores que triunfan con su primera novela, publicar su segundo libro se llega a convertir en una especie de pesadilla. Giordano desechó miles de páginas y varios argumentos hasta decidirse a publicar “El cuerpo humano”.


Lo primero que habría que preguntarse al tratarse del relevo de un libro tan particular como “La soledad de los números primos” es si se trata de un libro similar. La respuesta es negativa.

“El cuerpo humano” nos presenta a un pelotón del ejército italiano en sus horas previas al viaje para tomar el relevo y pasar seis meses en el campamento de la base de Fob Ice, en el sur de Afganistán.

Con ello Giordano nos sitúa en un lugar desolado y desolador. El autor nos hace un esquema de las personas que forman dicho pelotón: desde el subteniente René, uno de los protagonistas principales de la historia, pasando por un gran número de los soldados a su mando, y terminando en el atormentado Teniente Eggito, médico del relevo anterior que, en lucha con una profunda depresión, decide solicitar el reenganche y quedarse en Afganistán alargando su estancia en  el país otros seis meses.

La difícil convivencia en la base, el choque de culturas entre personas que son trasladadas desde el primer al tercer mundo, las relaciones personales y los retazos del pasado de los personajes se van entrelazando mientras avanzamos hasta lo que forma el argumento principal del libro: una peligrosa misión de escolta sobre un buen número de camiones que circularán por carreteras que se encuentran bajo el control de guerrilleros talibanes.

En estos momentos ya podemos considerar como una de las características principales del autor el ser capaz de trasmitirnos la vida interior de los personajes de la espléndida forma en la que lo hace. En esta ocasión ha de multiplicarse en esa tarea para presentarnos a un gran número de personajes, tratándose de una novela que puede considerarse coral. Sus personalidades son desgranadas antes, durante y después de la misión que les marcará a todos y cada uno de ellos de por vida.

Es una digna segunda obra del autor, que seguramente tendrá una larga y exitosa carrera. Es también un acierto alejarse del tono sombrío de “La soledad de los números primos” y adoptar esta novedosa manera de contar una historia, que trata sobre la guerra pero que no puede de ninguna manera considerarse una historia bélica. Es además una deliciosa exposición de personajes.

Lo que sí eché en falta en el libro es un poco más de ambición. La vida previa de los personajes antes de llegar a la base es tratada por encima (deliberadamente) para colocarnos lo antes posible en el marco de la novela. Ello, a mi modo de ver, hace que el lector esté un poco desorientado en el inicio y le hace entrar un poco tarde en la historia, y, de hecho, una vez terminado el libro, no pude resistirme a la tentación de volver a empezarlo para disfrutarlo en mayor dimensión. 


De haberse publicado “El cuerpo humano” con anterioridad a “La soledad de los números primos”, probablemente no hubiese alcanzado el éxito de su debut. Sin embargo, es un libro que vale la pena leer, con el que el autor lucha encarnizadamente por no “encasillarse” en un tipo determinado de libros, que suma más que resta a su carrera y promete ir madurando en los próximos libros.