martes, 26 de marzo de 2013

Planeta de polémica.


El Premio Planeta de Novela es un premio literario que se otorga en España, nacido en 1952 y creado por la mano de José Manuel Lara Hernández. Se trata del segundo premio más sustancioso económicamente tras el Premio Nobel, ya que el autor de la novela ganadora recibe la cifra de 601.000 €, y el finalista se tiene que conformar con la cuarta parte.

El nombre tanto de la novela ganadora como de la finalista se conocen en el transcurso de una cena literaria que se celebra anualmente en Barcelona. La cena tiene lugar cada 15 de octubre, fecha elegida por el creador del premio en honor a su esposa, María Teresa Bosch, ya que ese día se celebra la onomástica de Santa Teresa. En los últimos años, filiales de la editorial Planeta han creado premios similares en varios países del otro lado del Atlántico.


Carmen Posadas, 1998
En la lista histórica de los premiados podemos encontrar escritores de renombre, acompañados por promesas de la literatura y en algunos casos de desconocidos que desaparecen del panorama literario en cuanto se entrega el premio del año siguiente. En una revisión de la lista nos encontramos a autores como Ana María Matute (1954), Torcuato Luca de Tena (1961), Jorge Semprún (1977), Terenci Moix (1986), Gonzalo Torrente Ballester (1988) o Eduardo Mendoza (2010).

Miguel Delibes
Si tenemos en cuenta que el uso de un seudónimo es habitual a la hora de presentar los más de cuatrocientos  manuscritos que se presentan al premio habitualmente, y el nombre de los ganadores, entenderemos cuál es el primer punto de polémica que rodea al premio cada año. No es otro que la sospecha de ser un premio conocido de antemano y ofrecido a grandes escritores mucho antes de ser otorgado. En una entrevista que da credibilidad a dichas sospechas, el gran Miguel Delibes declaró en 1994: “Me han invitado a concursar muchas veces, pero yo siempre he declinado. Por supuesto, siempre me han garantizado el premio”. El casi infalible pronóstico del ganador que año tras año nos ofrecen la mayoría de las quinielas literarias, también apunta en esa dirección.

Juan Marsé, 1978
El segundo punto de polémica lo encontramos en la calidad de las novelas premiadas que, prácticamente todos los años, propicia declaraciones altisonantes de reconocidos miembros del mundillo literario, y quizás sirva como ejemplo el Premio Planeta  concedido en 2005 a María de la Pau Janer por su “Pasiones romanas”. El gran escritor y miembro del jurado de ese año Juan Marsé (que recibió su correspondiente premio Planeta en 1978 por “La muchacha de las bragas de oro”), renunció a su puesto en dicho jurado debido al “bajo y en algunos momentos subterráneo” nivel de los finalistas de ese año. En el mismo sentido señalaremos que, a pesar de los célebres nombres de alguno de los ganadores,  ninguna novela premiada se encuentra entre las más significativas de su carrera…


Fernando Savater, finalista 1993
Numerosos son los testimonios de personas que conocían personalmente al creador del premio (que por cierto declaraba que no se consideraba un gran lector), que admiraban la tremenda habilidad que poseía para generar expectación y prosperar en todos los proyectos y negocios que emprendía. Así, se cuenta que varios años dejaba entrever a modo de descuido en algunas charlas con periodistas el nombre del ganador de ese año: un nombre de primer nivel. Con ello, conseguía que tanto el nombre de ese autor como el del Premio Planeta conviviesen durante meses en los medios de comunicación… En el momento de la entrega de los premios, la entrega del premio al finalista (y no a la mejor novela) a dicho autor generaba estupefacción, y ese año estaban garantizadas unas ventas enormes tanto del inesperado primer premio como del finalista.


En fin, nos encontramos ante un premio que todos los años ocupa muchas páginas en los medios escritos y horas en los medios audiovisuales. Además, las polémicas que giran en torno al mismo no hacen sino aumentar la presencia en los medios y, por lo tanto, aumentar las ventas.

Es un galardón que, dicen, está hecho para agradar a los lectores no habituales sin desagradar a los habituales. En todo caso, bienvenido sea si sigue consiguiendo que cientos de miles de personas esperen cada año un regalo de Navidad en forma de libro.