viernes, 12 de octubre de 2012

"Matar un ruiseñor", de Harper Lee.


La interesante historia que sirve de columna vertebral a esta novela se desarrolla durante tres años en la década de los años 30 del siglo pasado.  Por lo tanto, nos situamos en el tiempo durante la depresión americana que siguió al famoso Crack del 29, y nos trasladamos en cuanto al espacio se refiere a un ficticio pueblo del profundo sur de los Estados Unidos, Maycomb, en Alabama. La narradora es una niña de 6 años, Scout Finch, que pasa sus días con su padre, Atticus Finch (un abogado de mediana edad y viudo), y su hermano Jem, tres años mayor que ella.

A través de los ojos de Scout (y, por lo tanto, de la autora, ya que son hechos basados en sus recuerdos), pasaremos días conociendo las vivencias de los dos hermanos, a los que se suma durante los veranos su amigo Dill (alter ego de Truman Capote, amigo de la infancia de la autora). Nos presentarán a los más destacados habitantes del pueblo, y viviremos de la mano de su curiosidad infantil sus vivencias cotidianas.

El nudo principal de la novela es el encargo que hace el juez Taylor a Atticus para que se encargue de la defensa de Tom Robinson. Tom es un padre de familia de raza negra que fue acusado de la violación de la joven Mayela Ewel, y que a ojos de la opinión pública no hay lugar a la falta de inocencia. El juicio que se deriva de ello ocupa gran parte de la atención de la comarca,  y las reacciones que provoca en una comunidad con un profundo poso racista llegan a afectar a la familia protagonista de una manera difícil de soportar.

A medida que avanza el juicio, y las personas que lo siguen se dan cuenta de que no se desarrolla como esperaban, se nos va desvelando por un lado la catadura moral de los adultos, y por otro lado observaremos la paulatina pérdida de la inocencia de los niños implicados.

La (poco prolífica) autora consigue, al mezclar esa visión infantil e inocente con la visión adulta durante la narración, ofrecernos un resultado ágil y atractivo, fácil de leer y que envuelve al lector en los hechos. Injusticia racial, clasismo social, etc, son temas tratados sin tapujos y, desgranados por Harper  Lee con maestría. Las profundas convicciones morales de algunos personajes (especialmente Atticus, un personaje admirable e inolvidable), son un modelo de integridad que nadie debería de perderse.

A medida que pasan los años, "Matar un ruiseñor" va ganando enteros como una referencia en cuanto a la ética se refiere, y Atticus Finch es considerado ya uno de los grandes personajes de la historia de la Literatura. Conviene recordar que existe una versión cinematográfica que fue supervisada por la autora que, sin que sirva de precedente, hace honor al libro. Nuestro admirado Atticus, gracias a la excelente interpretación que le valió un Oscar a Gregory Peck, logró convertirse también en uno de los personajes más queridos del Cine.

En cuanto a mi opinión del libro, creo simplemente que nadie tiene una excusa suficientemente consistente para no leer este libro. Sencillamente IMPRESCINDIBLE. Fácil de leer, emocionante, y sobre todo aleccionador, una joya para la que ya empezó la cuenta atrás para una relectura. Creo que es un modelo, como decía, de comportamiento y en estos tiempos ese comportamiento se convierte en más valioso que nunca. 

En esta novela podemos encontrar multitud de frases dignas de destacar, pero si me permitís me voy a quedar con esta frase que pronuncia  Atticus (convertido en una dignísima minoría):

«La única cosa que no se rige por la regla de la mayoría es la conciencia de uno»